El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger
Erigido como una de las obras maestras de la literatura universal, lo cierto es que El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger, fue una auténtica revolución cuando fue publicado por primera vez en Estados Unidos, en el año 1951; durante los años inmediatamente posteriores a su lanzamiento, la polémica también estuvo servida.
Las controversias originadas por su lanzamiento estaban enfocadas al hecho de que el protagonista, el adolescente Holden Cauldfiel, quien escribe todo el relato en primera persona con un lenguaje sincero y provocador, plasma en él sus inquietudes y pensamientos acerca de temas tan espinosos para la época como pudieran ser la sexualidad de un adolescente, o sus conflictos con sus familiares y amigos (enfrentándose a las férreas normas de un entorno tradicional o al fracaso escolar) y que se situaban en las antípodas de la visión dulce y melosa que se tenía de la adolescencia hasta entonces.
Tras ser expulsado de su último instituto, una institución privada, se precipita en una errante huida sin rumbo fijo intentando buscar la manera y el momento adecuado para poder explicarle a su padre la noticia.
Caulfield, que ha perdido todo agrado y confianza por la gente (salvo por su adorada hermana pequeña, a la que siempre tendrá presente con cariño en sus pensamientos y la considerará lo único por lo que vale la pena seguir viviendo) y que está totalmente desengañado con la vida, muestra una cruda visión de la realidad rellenada con una fuerte crítica social.
La acción, localizada en una Nueva York que aún está recuperándose de la guerra, junto con la novedad en el planteamiento de la historia y la forma de narrarla influyeron, a pesar de las restricciones, en numerosas generaciones de todo el mundo; un Caulfield cínico, sarcástico, arisco, resignado e irascible ha conseguido convertirse a lo largo de las décadas en un auténtico icono de la rebeldía adolescente, convirtiendo a El guardián entre el centeno, en una de las obras más importantes del siglo XX.