Casa de muñecas, de Ibsen
“Casa de muñecas” es considerada por muchos como la mejor obra del dramaturgo noruego Henrik Ibsen y una de las mejores de la historia del teatro universal, siendo aún en nuestros días representada en las tablas de todo el mundo y, aún más, dueña de una vigencia absoluta.
Estrenada en el Det Kongelige Teater de Copenhague en 1879, es esta fecha una de las claves que deben poseer los lectores para entender su enorme importancia. Esta necesidad de ubicar de una manera cronológica la obra, responde al hecho de que cuando esta salió a la luz, la situación de la mujer en Oslo (y en el mundo en general, todo sea dicho), distaba mucho de ser una situación de igual con respecto a la que vivía el hombre.
En este sentido, Ibsen (un librepensador comprometido con los problemas políticos y sociales del momento que le tocó vivir, el siglo XIX) desafía la sociedad de la época y los valores victorianos imperantes, y pone en cuestionamiento no sólo el papel que desempeña la mujer dentro de la familia y del matrimonio (un papel totalmente pasivo, a la sombra del padre, primero, y del marido después), sino que con su texto lo traslada al resto de ámbitos de la sociedad.
A este respecto, el autor noruego rompe con la tradición romántica que hasta entonces reinaba sobre el teatro e inicia lo que se conoce como “teatro de ideas”: un retrato duro, áspero, que no realiza concesiones. Sin embargo, y en contra de lo que pudiese parecer, él siempre negó que se tratase de un escrito de carácter feminista; no obstante, muchos de los estudiosos actuales y de los críticos de su obra, lo consideran como la primera obra teatral de este cariz.
Obligada lectura en muchos colegios y universidades, “Casa de muñecas” cuenta la historia de Nora, hasta entonces una esposa amantísima y que apoyaba en todo momento a su marido, Torvald Helmer, acaba por descubrir la cruel verdad: que éste tan sólo la ve como un mero objeto de su propiedad. Ante esto, Nora toma la determinación de abandonarle, lo que convierte a este obra en una auténtica revolución, adelantando algunas de las líneas maestras de lo que será el posterior movimiento de liberación de la mujer.