Ricardo III, de William Shakespeare
Uno de los grandes dramaturgos de la Historia (sino el más grande), William Shakespeare, ha sido recientemente traído a la más rabiosa actualidad de la mano de uno de los directores de cine más aclamados en la actualidad, Sam Mendes, y por uno de los mejores actores de nuestro tiempo, Kevin Spacey que han adaptado el célebre título “Ricardo III”.
La obra del genio inglés parece haber sido escrita para ser todo un análisis del panorama político de nuestro tiempo. En ella el personaje central, el propio Ricardo, duque de Gloucester, posee una rabia y una ambición desmedida según la cual no dudará en mentir y cometer crímenes para alcanzar su objetivo: ser el rey de Inglaterra.
La trama comienza cuando, aparentemente, la Guerra de las Dos Rosas ha tocado a su fin. Esto significa que Inglaterra acaba de vivir la contienda más sangrienta que el país pueda recordar y, a raíz de ella y de la victoria obtenida por la Casa de York, ésta reclama la Corona de la Casa de Lancaster.
Todo ello hace suponer que, a partir de ese momento, la paz volverá a reinar en el territorio bajo el mandato del rey Eduardo. Sin embargo, las semillas del odio parece que están bien sembradas y a ello ayuda el hecho de que el tratado de paz se haya edificado sobre los cimientos del resentimiento.
En este sentido el duque de Gloucester, que a su vez es el hermano del rey, no cree que todo el trabajo que realizó durante el conflicto haya sido suficientemente recompensado: al fin y al cabo su actuación fue decisiva para que la Casa de York venciese a la de los Lancaster. Con una gran deformación física de nacimiento y un profundo sentimiento de odio por haber sido dejado de lado, buscará su venganza. Para ello, no dudará en crear una guerra interna: mentirá y matará para poder coronarse a sí mismo como rey de Inglaterra.
No lo duden, acudan a su librería favorita y llévense a sus casas este drama de intrigas políticas. Está más a la orden del día que nunca.