El invierno del comisario Ricciardi, de Maurizio de Giovanni
El encanto de leer una buena novela policial es difícil de explicar. Pocas veces una de estas obras llega a lo más alto de la cumbres de la literatura, pero siguen siendo libros que atrapan hasta a los lectores más exquisitos.
Maurizio de Giovanni es el autor de El invierno del comisario Ricciardi, una novela que tiene como protagonista a un policía muy particular, con un don especial, y que se ambienta en la Italia de 1931, en pleno auge del régimen fascista de Mussolini.
La clave para crear una buena novela policial, o una serie de novelas, sigue siendo crear a un personaje de detective, o que cumpla la función de tal, que tenga un notable encanto – desde el comisario Jules Maigret y hasta La señora Jane Marple así ha sido siempre -. Y De Giovanni parece haber acertado con el comisario Ricciardi. Luigi Alfredo Ricciardi es un joven policía, taciturno, solitario, sin amigos – a excepción del sargento Raffaele Maione-, ni amores más que Enrica – cuyos movimientos observa desde su ventana -. Ricciardi es un eficiente funcionario de la policía que con la resolución de sus casos permite que sus jefes se vanaglorien de éxitos ajenos.
El caso que debe resolver en esta novela es el homicidio de Arnaldo Vezzi, un tenor salvajemente asesinado mientras se preparaba para entrar a escena. Para complicar más la invetigación, Vezzi es el cantante consentido del régimen fascista, y un hombre desagradable y cruel, pero también un artista con un natural talento para el canto que lo convertía en alguien adorado por el público, y en el protegido de Benito Mussolini.
Las averiguaciones de Ricciardi comenzarán con los típicos interrogatorios, la reconstrucción de los últimos hechos en la vida de la víctima, las especulaciones acerca del móvil crimen y los posibles sospechosos. Y luego, en su investigación, Ricciardi emprenderá un derrotero por los barrios bajos de Nápoles, en donde el alcohol y las pasiones se mezclan sórdidamente.
También recibirá la ayuda de un cura aficionado a la ópera que lo ilustrará acerca de la última frase pronunciada por el tenor Arnaldo Vezzi antes de su asesinato: «Io sangue voglio, all’ira mi abbandono«.
Pero el rasgo distintivo del personaje del Comisario Ricciardi – lo que hará la diferencia en este misterio a resolver – es su don sobrenatural, el poder de ver a las víctimas de los asesinatos momentos antes de su muerte, y ver la expresión de su rostro y oír sus últimas palabras antes de morir. Un don heredado de su madre, que Ricciardi ha llevado desde su niñez como una maldición, y que por el deseo de encontrarle un sentido a esa habilidad ha decidido desdeñar la riqueza de su familia e ingresar a la policía como un simle comisario.
Quienes han leído la novela El invierno del comisario Ricciardi hablan de ella como una de esas intrigas policiales que atrapan desde un comienzo, y también de una narración ágil y sencilla que lleva al lector de la mano hasta la resolución del enigma.