El cumpleaños número 85 de García Márquez

Gabriel Garcia Marquez

Sin duda el cumpleaños número 85 de Gabriel García Márquez, nacido el 6 de marzo de 1927, será motivo de todo tipo de homenajes hacia su persona en el mundo. Desde aquí quisiera dar algunas opiniones, algunos puntos de vista sobre este escritor que seguramente los lectores no encontrarán en la larga serie de panegíricos sobre su persona que se publicarán alrededor de esta fecha en todo el mundo.

García Márquez nació en Aracataca, Colombia, el 6 de marzo de 1927 y vivió una vida similar a la vida de muchos otros escritores. Comenzó en el periodismo siendo muy joven y publicó sus primeras obras que no tuvieron mucha repercusión hasta que un libro lo hizo mundialmente famoso.

Luego de una estadía en Nueva York a principio de los 60, donde ejerció también como periodista, el escritor se instaló en México y se radicó en la capital de ese país junto a su familia. En 1967 García Márquez escribió Cien años de soledad y el libro se transformó en un hito.

El éxito de este libro está mezclado con los movimientos políticos que acontecían por esos años en América Latina y con el denominado boom de la literatura Latinoamericana. Sin duda que García Márquez fue el escritor más beneficiado por la popularidad del boom – sea por la razón que sea, porque Julio Cotázar era y sigue siendo difícil de entender para muchos, Vargas Llosa carga con el peso del mote de ser “de derecha” y Carlos Fuentes siempre fue considerado un escritor menor.

Gabriel Garcia Marquez

Estos escritores no tienen la “culpa” de haberse puesto de moda y esa popularidad no le quita méritos a sus obras. En especial todo lo que he leído de García Márquez siempre me ha parecido excelente, lo que se dice de la magia y el encanto de su prosa es cierto. Lo que digo es que la gran mayoría de las personas que lo admiran no saben casi nada de García Márquez. No saben todo lo que tomó de Hemingway y de Faulkner. En especial de William Faulkner, García Márquez tomó la idea de Macondo, su famoso pueblo ficticio, imitando el (muchísimo menos famoso) imaginario condado de Yoknapatawpha del escritor estadounidense. Idea – la de la ciudad imaginaria – que ya había sido tomada de Faulkner por Juan Carlos Onetti con la creación de Santa María en La vida breve (1950).

No se trata de un tema de plagios, Onetti y García Márquez siempre mantuvieron buenas relaciones, y ambos idolatraban a Faulkner. Se trata de que (me molestan) las personas que se declaran admiradores del escritor colombiano y desconocen este tipo cosas respecto de su obra y muchísimas otras más.

García Márquez no tiene la culpa, pero sus novelas son un típico regalo que uno le haría a una tía algo mayor que con los años se le ha dado por ir a talleres literarios, aunque la tía sea muy conservadora pasará por alto la amistad entre Gabo y Fidel y aceptará el regalo mientras se deshace en alabanzas al Nobel colombiano; una novela de Gabriel García Márquez también es un regalo perfecto para alguien a quien no sabemos qué regalarle.

Relacionado con lo de Fidel Castro, el compromiso de García Márquez con la izquierda le ha valido algunos detractores y una gran cantidad de seguidores que lo “admiran” como novelista, básicamente, por pertenecer a la misma corriente ideológica. Simplificando mucho, a lo largo de las últimos 50 años casi todos los intelectuales de Latinoamérica han compartido un pensamiento de político vinculado a la izquierda, y los escritores que no se comprometieron firmemente con esa causa, como Onetti, Vargas Llosa o Borges fueron ignorados o declarados enemigos de la intelectualidad, o al menos, no contaron con la simpatía incondicional de los círculos literarios – como en el caso de Ernesto Sábato que tenía sus detractores a pesar del Nunca Más.

Lo que me molesta es que gente, personas de derecha y que jamás han leído una sola de sus obras, manifiesten que García Márquez es un magnifico escritor e incluso se declaren grandes admiradores “de Gabo”.

Personalmente, las obras que más he disfrutado de García Márquez no son ni El amor en los tiempos del cólera, ni El coronel no tiene quien le escriba, ni El funeral de Mamá grande, ni El otoño del patriarca, ni Crónica de una muerte anunciada, ni Noticias de un secuestro, ni claro, Cien años de soledad; son Doce cuentos peregrinos, Ojos de Perro Azul y Vivir para contarlo. Como ven, tampoco en eso coincido el gusto de la mayoría.

Pero sí concuerdo con la mayoría en que García Márquez transmite la sensación de un ser cálido, con una rebeldía simpática, un escritor cuya prosa no es deslumbrante pero es encantadora, hipnótica por momentos, musical, que envuelve. Y su frase: “escribimos para que nos quieran más” es exacta.

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