El Cantar de Mío Cid, ejemplo juglar
El Cantar de Mío Cid es quizá el mejor ejemplo del llamado mester de juglaría, o poemas compuestos por los juglares, y en el que se narran la vida y aventuras y desventuras de uno de los personajes más famosos del medievo español, Don Rodrigo Díaz de Vivar. Este poema épico nos relata cómo el Cid Campeador pierde en dos ocasiones su honor, y por otras dos veces lo recupera, logrando la redención en ambas y además con creces. El Cantar de mío Cid fue compuesto por un autor anónimo entre los siglos XI y XII, y se estructura en tres partes principales:
- El Destierro: esta parte narra como el Cid es obligado a exiliarse de Castilla acusado de robo, lo cual cumple tras recluir a su mujer y a sus hijas en el Monasterio de San Pedro de Cerdeña. Don Rodrigo emprende entonces una serie de aventuras por las tierras gobernadas por los moros (Castejón, Alcocer, Catalayud…), apresando en una de sus campañas al Conde de Barcelona.
- Las Bodas: Cuando Don Rodrigo consigue conquistar Valencia, victoria tras la cual se reencuentra con su familia, sus hijas son prometidas en matrimonio a los Infantes de Carrión con sus hijas, proceso requerido por el propio rey.
- La Afrenta de Corpes: Los infantes de Carrión, al ser objeto de las continuas burlas de los hombres del Cid, deciden vengarse en la figura de sus esposas azotándolas y abandonándolas a su suerte en el robledal en Corpes. Cuando Rodrigo exige justicia al rey, éste declara nulos los matrimonios y restaura su honor, volviendo a desposar a sus hijas con los infantes de Navarra y Aragón. Por su parte, los infantes de Carrión obtienen como castigo el ser apartados de la vida en los círculos de la realeza.
La métrica del poema es ciertamente extraña, siendo sus versos compuestos en variaciones entre las 10 y las 20 sílabas, con un especial predominio de los versos de 13, 14 y 15agrupados en tiradas. También se enaltece la figura del protagonista mediante el uso de los «epítetos épicos», además de incluir algunos pasajes humorísticos para aliviar las tensiones de los momentos más dramáticos. Durante todo el poema se nos muestra a un Cid Campeador con todas las virtudes propias de un caballero medieval y padre, así como de un hombre fuertemente religioso y preocupado por su honor.
Foto vía: loshallazgos